Hacía ya algún tiempo (tal vez demasiado) que tenía este libro pendiente. A veces, tantas críticas literarias positivas y premios me abruman y me impiden leer el libro en cuestión. Siempre pienso que si después no me gusta, tendré complejo de tonto. Gracias al club de lectura del foro de la revista "QUE LEER", saqué el libro del cajón y me puse manos a la obra.
Lo primero que me llamó la atención fue la novedosa (al menos para mi) perspectiva en el tratamiento de la Segunda Guerra Mundial. Sin bombas, ni combates, ni héroes o villanos. No es un libro sobre el ejercito nazi y su invasión de Francia. El primer volumen del relato se centra en los ciudadanos franceses atrapados en una huida descontrolada, acosados más por el miedo que por las balas alemanas. El segundo volumen, en el comportamiento de los franceses durante la ocupación.
Lo segundo que me llamó la atención fue la descripción del comportamiento de los franceses ante el desastre nacional que supuso al invasión alemana. Es la historia de la mezquindad del ser humano, o al menos de una parte de la sociedad: la alta burguesía, a la que curiosamente pertenecía la autora. La obra intenta prescindir de la bondad o maldad de los regímenes y sus gobiernos para centrarse en personas concretas, identificables en su entorno, y en sus reacciones ante la adversidad.
Lo tercero, y último, que destacaría es que la obra no juzga el comportamiento de los personajes ante la invasión y ocupación. Cada personaje tiene una historia que explica (no justifica) su comportamiento. Los alemanes son simples comparsas del relato, se les presenta como personas, no como la encarnación del mal. Cuando uno lee el prólogo de la obra (escritora judía de origen ruso, asesinada en el campo de concentración de Auschwitch) espera un alegato contra el nacional-socialismo alemán y la ocupación de la Francia libre. No es así. No es una obra sobre los alemanes, sino sobre los franceses. Demasiada mezquindad y poca heroicidad.
El libro me ha ENCANTADO. Más el primer volumen que el segundo. La primera parte es una novela coral, con multitud de personajes que se relacionan puntualmente, con un ritmo ágil y ameno. La segunda es un relato más intimista, que parece ejercer principalmente una función de enlace con lo que posteriormente sucederá (y que la autora no llegó nunca a escribir, sólo se conservan unas pocas notas de preparación del texto) que en algún momento llega a ser algo lento y reiterativo.
Leer esta obra me ha recordado el impacto que me causó hace muchos años "El pianista del gueto de Varsovia" de Wladislaw Spilzsmann, por los hechos que describe, por la nueva visión que me ha aportado de unos hechos irrepetibles (esperemos) y por ser un relato escrito desde la experiencia personal de su autora.
1 comentario:
Este libro no renonoce términos medios. Gusta o no gusta. De hecho vengo de otra página que lo critica en mala, donde además opiné y leí tu comentario, que por cierto, comparto.
Excelente espacio,
saludos
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