domingo, 11 de mayo de 2008

"EL INCREIBLE VIAJE DE POMPONIO FLATO" DE EDUARDO MENDOZA


Bienvenido a una nueva obra del MAESTRO (mayúsculas y negrita).

Después de la historia costumbrista de "Mario y las elecciones primarias", Mendoza vuelve al que considero su mejor terreno: la sátira. Hay que tener algo especial para ser un buen escritor, pero hay que tener mucho de especial para ser buen escritor y hacer reír.

La pequeña novela que nos ocupa versa sobre la historia de un patricio romano, Pomponio Flato, convertido en explorador de los confines del Imperio y detective accidental, que se ve envuelto en una rocambolesca historia de asesinatos e intrigas en la Nazaret del siglo I. La figura del detective deslutroso, abocado a una disparatada resolución del enigma, es un clásico en la obra de Mendoza. La novedad está en su entorno bíblico, ya que los personajes secundarios de la obra son el carpintero José, su mujer María, su hijo Jesús, la niña Laita, que piensa mudarse a Magdala, cambiarse el nombre y dedicarse a la prostitución,...apostaría a que les suena. Y mucho. Ahí está parte de la gracia de la obra, del resto se encarga el buen oficio de Mendoza.

La contraportada del libro (altisonante como todas) nos anuncia: "Como en el Quijote se ponían en solfa los libros de caballerías, aquí se ajustan las cuentas a muchas novelas de consumo...". Tal vez sean altos objetivos para un divertimentto. Si ese era el objetivo de la obra, a mí particularmente me sobra la nota final, que empieza: "Hasta el lector más ingenuo habrá advertido que el presente relato es pura ficción..." Si hay gente dispuesta a creer que bajo la pirámide del Louvre hay un templo mariano que oculta secretos mesiánicos, dejemos que sigan creyendo. Si queremos reír a costa de su credulidad (o a costa de nuestra incredulidad) propongo que la próxima edición finalice con la siguiente nota: "Relato basado en hechos reales recopilados en los Evangelios apócrifos hallados por Sir Johny Walker en los acantilados del Mar Rojo."


En resumen, una prosa limpia, directa y sencilla. Irónico y gracioso en sus planteamientos. Sus novelas se leen en un suspiro, dejando un muy agradable sabor de boca. Esta nueva novela, sin ser la mejor de su carrera, vuelve a situarlo en la cima de ese particular mundo que ha ido creando de personajes a la vez patéticos y ejemplarizantes.