¿Novela corta o cuento largo? No sabría bien que responder. A mi personalmente me ha recordado esos relato ágiles, rápidos (a veces en exceso) y emocionantes con los que, primero, aprendí a leer y, después, a disfrutar de la lectura.
La obra comienza con una serie de micro-relatos o secuencias referidos a diferentes generaciones de peculiares y variopintos miembros de la estirpe Kalandrian: un escapista, un actor de circo, un hombre bala, un catedrático de Psicología,... todos ellos hermanados por su apellido y por su tendencia a morir prematuramente de forma trágico-cómica (para más detalles comprar el libro).
Fabio Kalandrian supone un punto de inflexión en la trágica saga. "Fabio Kalandrian...decidió desafiar a la muerte y burlarse de su destino...La muerte, desconcertada, se encariñó de aquel muchacho delgado y tranquilo que fumaba puros habanos en la cabina de un camión cargado hasta el techo de cajas de dinamita altamente inestable".
La novela también cambia con el inmortal Kalandrian y se convierte en un relato de perspectiva más profunda. Que las palabras no nos equivoquen, la novela sigue siendo trepidante, sin pausa, pero en comparación con el inició, más detallada. Frases y párrafos cortos. Acciones cambiantes, cómicamente peligrosas, con la Muerte como espectadora sin la más mínima intención de intervenir en la representación, a pesar de ser invitada a ello cotidianamente.
Y, por tercera vez, la novela cambia y se convierte en un duetto entre el Rana (Fabio Kalandrian jr.) y su hermana Ginebra. El yin y el yan, el bien y el mal, distintas caras de una misma moneda. Caminos divergentes, alternando su relato para mostrar como caminos tan diferentes pueden buscar un mismo fin: romper con la soledad e incomprensión de aquel que se sabe y se siente especial, diferente, raro.
Todo esto en apenas 190 páginas, de amplias letras y generosos márgenes.
Humor negro, humor absurdo, pero también soledad y ternura. ¿Hay algo más, escondido bajo las risas y sonrisas que provoca el libro?.
Por cierto, la ilustración que encabeza este post no es la habitual portada del libro sino una ilustración de Sylvia Vivanco, ilustradora canaria -según creo-, canela fina. Se publicó en la revista www.soitu.es
De paso visitad el blog de la ilustradora, también merece la pena:
1 comentario:
Bien dicho. Coincido contigo punto por punto.
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